Antonio Arnau Munuera y Jesús Maestro Bartolomé

El edificio, considerado como una de las obras más representativas del Renacimiento valenciano, se puede catalogar como un posible precursor del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Fundado en Siglo XVI por el Duque de Calabria.

Ha servido durante su larga historia para diversos usos: Después de la Desamortización de Mendizábal, como asilo, cárcel de mujeres y posteriormente como penal de hombres.

A partir del año 1936, sirvió, como explicaré, como penal de presos tanto políticos como comunes, pero alcanzando su triste fama como cárcel de elementos desafectos al Régimen.Sus últimos servicios fueron cuando en 1966 fue convertido en colegio y en el 1999 comenzó a ser sede de la Biblioteca Valenciana.

En San Miguel, durante el franquismo, sufrieron miseria, hambre y mucho frío más de 6.500 presos. Repito, durante el franquismo, porque durante la etapa republicana fueron más o menos la misma cantidad de presos, también políticos y comunes, aunque en esta fase abundaron los segundos los que pasaron por sus celdas.

Comenzada la Guerra Civil, primero pasaron por el Penal, los detenidos tras el intento de sublevación en Valencia, los cuales sufrieron “los paseos” que camuflados bajo “órdenes de libertad” fueron ejecutados por la provincia de Valencia y especialmente en el Picadero de Paterna.

Después y ante la llegada de las tropas de Franco a los alrededores de Madrid, acogió a los presos evacuados de la capital, que poco a poco fueron trasladados a diferentes cárceles y campos de trabajo de la zona republicana, muchos de ellos trasladados a las provincias catalanas sobre todo a los campos de trabajo establecidos en Tarragona, Lérida y cárceles de Barcelona, evacuados después en enero de 1939 hacia la frontera francesa hasta la tragedia final de Pont de Molins. Donde también compartieron suerte los prisioneros de la batalla de Guadalajara, principalmente italianos y los rendidos tras la toma de Teruel.

Sus ocupantes durante el franquismo procedían de diferentes centros de internamiento de la península que eran repartidos, tras los correspondientes Consejos de Guerra Sumarísimos entre los Penales que fueron tristemente famosos como el que nos ocupa:

Puerto de Santa María, Ocaña, El Dueso y la multitud de campos de trabajo y Batallones de Trabajadores Penados por toda España.

Alguien quiso resumir en pocas palabras este mundo carcelario: “Esta es una verdad que se quiso esconder, pero la historia sacó a la luz toda la verdad”.

El Monasterio de San Miguel de los Reyes se encuentra en el barrio de Orriols, en Valencia al lado de antigua carretera nacional de Barcelona.

La fachada de la iglesia del Convento está formada por dos columnas salomónicas propias del barroco español y tres esculturas que representan, de ahí su nombre, a los tres reyes magos.

San Miguel alberga en la actualidad, además de exposiciones y actividades culturales, la Biblioteca Valenciana y la Academia Valenciana de la Llengua.

Y recordando el comienzo de esta reseña, no ha pasado tanto tiempo desde que fue una prisión franquista y antes republicana, sujeta a fugas sonadas y a motines.

Los penados internos entre sus muros pasaron además de hambre y privaciones mucho frío, elemento que también fue protagonista en San Marcos de León, fue un establecimiento de cumplimiento de pena, un “penal” los condenados a muerte eran llevados a la Cárcel Modelo y de allí al campo de tiro de Paterna donde igual que muchos de detenidos en el periodo republicano fueron fusilados y lanzados a una fosa común. Pasaron por el penal de San Miguel de los Reyes, más de 6.500 presos, en su mayoría opositores políticos al Régimen de Franco. También hay que recordar a los que padecieron este triste lugar en el periodo de la República.